Por Karel Leyva Ferrer.
Las primeras horas del Festival Itinarante de Poesía “Nuestra América” en la Habana, fueron provechosas e intensas.
Tras el saludo de Alex Pausides, Presidente del Festival Internacional de Poesía de la Habana y Katherine Muller – Marin, Directora de la Oficina de la UNESCO de cultura para América Latina y el Caribe, que tiene su sede en la capital cubana, se abrieron las lecturas e intercambios de los escritores y artistas participantes en este certamen, que durante el mes de julio se desarrolla en unas veinte ciudades latinoamericanas, acciones coordinadas por el Movimiento Poético Mundial.
Cerca de cincuenta poetas se reunieron en el Centro Cultural Cubapoesia, situado en la barrida centrohabanera de Cayo Hueso y otros treinta, en el Paseo del Prado , en el proyecto que dirige el Premio Nacional de Cultura Comunitaria Cecilio Avilés; dos momentos en los que nos acercamos a la obra de Alberto Marrero, Edel Morales, Maria Liliana Celorrio, Tony Borrego, Alberto Peraza y Carmen González por la parte cubana; José Alfredo Guzmán y Erasmo Rodríguez por Colombia; y Brenda Lynn Hilman, Arthur Sze, Briana Muñoz, Helene Cardona, ,Patrick Covington, Irene Lipshin, Claudia Keelan, Robert Louis Hass, John Fitzgerald, David St. John, Jane Hirshfield y Chaterine Arellano en representación de las amplia delegación estadounidense.
Distintas voces, tonos policrómicos que nos adentraron en la memoria y cotidianidad desde distintas visiones de nuestra única nave espacial.
Llamamientos en defensa de la Madre Tierra, por el fin de los conflictos militares, evocaciones amatorias y la constante defensa de la dinámica identidad humana, fueron recurrentes apariciones en las lecturas de los poetas que por más de tres horas amenizaron este domingo dos espacios habaneros.
La delegación norteña, coordinada por los profesores Narlan Matos y Odilia Galván, junto a creadores de Eslovenia, Argentina y de Colombia agradecieron en el Centro Cultural Topoly, por todas las atenciones recibidas en este día inaugural, abriendo una senda de intercambios muy provechosa para todos los que compartieron el estremecimiento verso a verso.