El Festival Internacional de Poesía de La Habana (FIPH) quedó oficialmente inaugurado en la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís.
un artículo de:Madeleine Sautié
tomado de Granma.
25 de mayo de 2016.
La Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís acogió a los participantes del Festival Internacional de Poesía de La Habana (FIPH) para celebrar la acción poética Palabra del Mundo, con la que quedó oficialmente inaugurado el evento en el que durante 20 años han leído sus obras más de 2 000 bardos del orbe.
En presencia de varios miembros del cuerpo diplomático, la velada significó la culminación de una serie de lecturas efectuadas en mil ciudades de los cinco continentes, a instancias del FIPH y otras instituciones.
En un espacio protagonizado por la poesía, “el Festival se siente como un mediador entre los poetas del mundo y nuestro país”, expresó en su intervención Alex Pausides, presidente del FIPH, quien agradeció a los poetas el haber venido a la Isla a regalar sus versos a los cubanos.
Dedicado al poeta nicaragüense Rubén Darío y a los estudiantes, el Festival, que ha venido desarrollando acciones poéticas en distintas zonas del país, previas a su apertura oficial, tendrá a su cargo 64 lecturas en centros educacionales y barrios como el de Cayo Hueso, donde se ubica la sede del evento y a la que ha sido convocada la comunidad, acotó Pausides.
En la velada se entregó el Premio Rafael Alberti que otorga el FIPH y la Sociedad de Naturales de Andalucía y sus descendientes a los poetas cubanos Georgina Herrera, Delfín Prats y Lina de Feria por la obra de la vida.
A Herrera el jurado le reconoció “la excelencia de una obra que ha ido perfilando las más esenciales marcas de la identidad cubana y los altos valores de la lírica nacional”; a Prats, “la intensidad de una obra breve pero plena de universalidad”. A De Feria se le advirtió “la sostenida calidad de su obra intensa y valiente y el magisterio que ejerce en las nuevas oleadas de poetas cubanos”.
Poetas de diversos escenarios del mundo leyeron sus versos en la lengua original en que fueron concebidos, como legítima muestra del respeto a su “música intransferible” tal como lo merece esa sustancia esencial que nutre y dignifica a los pueblos.